Un león había envejecido mucho. Sus dientes estaban desgastados. Sus miembros ya no podían soportarlo. El rey de las bestias lucía lamentable mientras yacía jadeando en el suelo, a punto de morir.
¿Dónde estaba ahora su fuerza y su antigua belleza agraciada?
En eso un jabalí lo vio y, abalanzándose sobre él, lo cortó con su colmillo amarillo. Un toro lo pisoteó con sus pesados cascos. Incluso un asno despreciable alzó sus talones y rebuznó sus insultos en la cara del león.
