La tortuga, ya sabes, lleva su casa a cuestas. Por mucho que lo intente, no puede salir de casa. Dicen que J煤piter le castig贸 as铆, porque era tan perezosa y pasaba tanto tiempo en casa que no quiso ir a la boda de J煤piter, ni siquiera cuando fue especialmente invitada.
Despu茅s de muchos a帽os, la Tortuga empez贸 a desear haber ido a aquella boda. Al ver c贸mo volaban alegremente los p谩jaros y c贸mo corr铆an 谩gilmente la Liebre, la Ardilla y todos los dem谩s animales, siempre deseosos de ver todo lo que hab铆a que ver, la Tortuga se sinti贸 muy triste y descontenta. Ella tambi茅n quer铆a ver el mundo, y all铆 estaba, con una casa a cuestas y unas patitas cortas que apenas pod铆an arrastrarla.
Un d铆a se encontr贸 con un par de patos y les cont贸 todos sus problemas.
“Podemos ayudarte a ver el mundo”, dijeron los patos. “Agarra este palo con los dientes y te llevaremos muy lejos en el aire, donde podr谩s ver toda la campi帽a. Pero no hagas ruido o lo lamentar谩s”.
La tortuga se alegr贸 mucho. Agarr贸 firmemente el palo con los dientes, los dos patos lo agarraron, uno en cada extremo, y partieron hacia las nubes.

En ese momento pas贸 volando un cuervo. Se qued贸 muy sorprendido por el extra帽o espect谩culo y llor贸: “隆Este debe ser seguramente el Rey de las Tortugas!”
“Por supuesto…”, comenz贸 la Tortuga.
Pero al abrir la boca para decir estas tontas palabras, perdi贸 el agarre del bast贸n y cay贸 al suelo, donde se hizo pedazos contra una roca.