Nerón en la panadería

“¡Allí!”, dijo el Panadero mientras sacaba la última hogaza de pan del horno, “esta es la hornada de pan más rica que jamás se haya horneado. La llevaré directamente arriba a la tienda”.

Muy pronto, la pequeña Sophie entró en la panadería y comentó: “Mi madre quiere una hogaza de pan fresco, por favor”.

“Aquí está”, respondió el Panadero, “recién salida del horno. Mantendrá tus manos calientes todo el camino a casa”. Dicho esto, envolvió el pan en un papel marrón y se lo entregó a la niña, quien luego le dio el dinero que costaba.

Pero, cuando ella abrió la puerta para salir, entró un perro enorme, un tipo grande y peludo con una cesta en la boca. Estaba completamente solo, aunque era evidente que sabía con exactitud qué hacer. Sophie se detuvo a mirar, porque nunca antes había conocido a un perro que fuera a la tienda.

“¡Vaya, aquí está Nerón! ¡Buen perro! ¡Buen Nerón!”, elogió el Panadero. “¿Has venido por el pan?”.

Nerón caminó hacia el Panadero y levantó la cabeza, como si fuera a ofrecerle la canasta. En la canasta estaba el dinero para una barra de pan. El Panadero puso el dinero en el cajón correspondiente de su negocio y luego esperó a ver qué hacía el perro.

Nerón lo miró como si estuviera sorprendido, y luego soltó un agudo “¡Guau!”.

“Bueno, es una lástima molestar a un perro tan bueno como tú, aquí está tu pan”, hablo el Panadero, tomando una hogaza. La envolvió en papel, la colocó en la canasta y el perro meneó la cola con deleite. Después, tomando de nuevo su cesta, salió por la puerta que Sophie mantenía abierta y caminó por la calle. La casa de Sophie estaba en la misma dirección, por lo que caminó detrás de Nerón, lo vio andar de manera constante, luego cruzar la calle y entrar en una casa donde una señora lo estaba esperando.

“¡Adivinen lo que vi en la panadería!”, exclamó Sophie cuando llegó a su hogar. Su madre, su padre y los niños adivinaron y adivinaron. Tartas, pasteles, galletas, panecillos, bizcochos, rosquillas, bollos, pan de jengibre, hombres de pan de jengibre, muffins. Sí, Sophie había visto todo esto, pero no era lo que quería decir. Por fin, cuando habían mencionado todas las cosas que normalmente se ven en una panadería, Sophie les contó sobre Nerón, el perro inteligente que había comprado una barra de pan.


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