Igor cumple aƱos y recibe dos regalos

Igor, el viejo burro gris, se parĆ³ al lado del arroyo y se mirĆ³ a sĆ­ mismo en el agua.

“PatĆ©tico”, dijo. “Eso es lo que es. PatĆ©tico”.

Se girĆ³ y caminĆ³ lentamente por el arroyo durante veinte metros, cruzĆ³ chapoteando y caminĆ³ lentamente de regreso por el otro lado. Luego se mirĆ³ a sĆ­ mismo en el agua de nuevo.

“Como pensaba”, dijo. “No mejora desde este lado. Pero a nadie le importa. PatĆ©tico, eso es lo que es”.

Hubo un ruido de crujido en los helechos detrĆ”s de Ć©l, y apareciĆ³ Pooh.

“Buenos dĆ­as, Igor”, dijo Pooh.

“Buenos dĆ­as, Osito Pooh”, dijo Igor con tristeza. “Si es que es un buen dĆ­a”, dijo. “Lo cual dudo”, dijo Ć©l.

“ĀæPor quĆ©? ĀæQuĆ© pasa?”, preguntĆ³ Pooh, frotĆ”ndose la nariz.

“Nada, Osito Pooh, nada. No todos podemos hacerlo, y algunos de nosotros no lo hacemos. Eso es todo lo que hay”.

“ĀæNo podemos hacer quĆ©?”, dijo Pooh, frotĆ”ndose la nariz.

“AlegrĆ­a. Canciones y bailes. AquĆ­ vamos alrededor del arbusto de morera”.

“Ā”Oh!” dijo Pooh. PensĆ³ por mucho tiempo y luego preguntĆ³, “ĀæQuĆ© arbusto de morera es ese?”

“BonhomĆ­a”, continuĆ³ Igor con tristeza. “Palabra francesa que significa bonhomĆ­a”, explicĆ³. “No me quejo, pero ahĆ­ estĆ””.

Pooh se sentĆ³ en una gran piedra e intentĆ³ entenderlo. Le sonĆ³ como un acertijo, y nunca fue muy bueno con los acertijos, siendo un Oso de Muy Poco Cerebro. AsĆ­ que cantĆ³ Cottleston Pie en su lugar:

Cottleston, Cottleston, Cottleston Pie,

Un mosquito no puede ser pƔjaro, pero un pƔjaro sƭ puede volar.

PregĆŗntame un acertijo y yo responderĆ©:

“Cottleston, Cottleston, Cottleston Pie.”

Esa fue la primera estrofa. Cuando terminĆ³, Igor no dijo que no le gustaba, asĆ­ que Pooh amablemente le cantĆ³ la segunda estrofa:

Cottleston, Cottleston, Cottleston Pie,

Un pez no puede silbar y yo tampoco.

PregĆŗntame un acertijo y yo responderĆ©:

“Cottleston, Cottleston, Cottleston Pie.”

Igor aĆŗn no dijo nada en absoluto, asĆ­ que Pooh tarareĆ³ la tercera estrofa en silencio para sĆ­ mismo:

Cottleston, Cottleston, Cottleston Pie,

ĀæPor quĆ© un pollo? No sĆ© por quĆ©.

PregĆŗntame un acertijo y yo responderĆ©:

“Cottleston, Cottleston, Cottleston Pie.”

“Correcto,” dijo Igor. “Canta. Umty-tiddly, umty-too. AquĆ­ vamos recolectando nueces y mayo. DiviĆ©rtete.”

“Lo estoy,” dijo Pooh.

“Algunos pueden,” dijo Igor.

“ĀæPor quĆ©, quĆ© pasa?”

“ĀæHay algo mal?”

“Pareces tan triste, Igor.”

“ĀæTriste? ĀæPor quĆ© deberĆ­a estar triste? Es mi cumpleaƱos. El dĆ­a mĆ”s feliz del aƱo.”

“ĀæTu cumpleaƱos?” dijo Pooh sorprendido.

“Por supuesto que sĆ­. ĀæNo lo ves? Mira todos los regalos que he recibido.” MoviĆ³ un pie de un lado a otro. “Mira el pastel de cumpleaƱos. Velas y azĆŗcar rosa.”

Pooh mirĆ³, primero a la derecha y luego a la izquierda.

“ĀæRegalos?” dijo Pooh. “ĀæPastel de cumpleaƱos?” dijo Pooh. “ĀæDĆ³nde?”

“ĀæNo los puedes ver?”

“No,” dijo Pooh.

“Yo tampoco,” dijo Igor. “Broma,” explicĆ³. “Ja ja!”

Pooh se rascĆ³ la cabeza, un poco desconcertado por todo esto.

“Pero, Āærealmente es tu cumpleaƱos?” preguntĆ³.

“SĆ­ lo es.”

“Oh, bueno. Muchas felicidades en tu dĆ­a, Igor.”

“Y muchas felicidades para ti tambiĆ©n, Oso Pooh.”

“Pero no es mi cumpleaƱos.”

“No, es el mĆ­o.”

“Pero dijiste ‘muchas felicidades’…”

“Bueno, Āæpor quĆ© no? No siempre quieres ser miserable en mi cumpleaƱos, Āæverdad?”

“Ah, ya veo”, dijo Pooh.

“Es lo suficientemente malo”, dijo Igor, casi rompiendo a llorar, “estar miserable yo mismo, sin regalos, sin tarta ni velas, y sin que nadie me preste la debida atenciĆ³n, pero si todo el mundo tambiĆ©n va a estar miserable…”

Esto fue demasiado para Pooh. “QuĆ©date aquĆ­”, le dijo a Igor, mientras se volvĆ­a y volvĆ­a rĆ”pidamente a casa lo mĆ”s rĆ”pido que pudo; porque sentĆ­a que debĆ­a conseguirle a Igor algĆŗn tipo de regalo de inmediato, y luego siempre podrĆ­a pensar en uno adecuado.

Fuera de su casa encontrĆ³ a Puerquito, saltando arriba y abajo tratando de alcanzar el timbre.

“Hola, Puerquito”, dijo.

“Hola, Pooh”, dijo Puerquito.

“ĀæQuĆ© estĆ”s tratando de hacer?”

“Estaba tratando de alcanzar el timbre”, dijo Puerquito. “Acabo de venir de dar una vuelta.”

“DĆ©jame hacerlo por ti”, dijo Pooh amablemente. AsĆ­ que alcanzĆ³ y tocĆ³ la puerta. “Acabo de ver a Igor”, comenzĆ³, “y el pobre Igor estĆ” en una condiciĆ³n muy triste, porque es su cumpleaƱos, y nadie se ha dado cuenta de ello, y Ć©l estĆ” muy triste, ya sabes cĆ³mo es Igor, y allĆ­ estaba, y… quĆ© largo estĆ” tardando quien vive aquĆ­ en responder esta puerta.” Y tocĆ³ de nuevo.

“Pero, Pooh”, dijo Puerquito, “Ā”es tu propia casa!”

“Oh”, dijo Pooh. “AsĆ­ es”, dijo. “Bueno, vamos adentro”.

AsĆ­ que entraron. Lo primero que hizo Pooh fue ir al armario para ver si tenĆ­a un pequeƱo tarro de miel sobrante; y lo tenĆ­a, asĆ­ que lo tomĆ³.

“Estoy regalando esto a Igor”, explicĆ³, “como un regalo. ĀæQuĆ© vas a dar tĆŗ?”

“ĀæNo podrĆ­a darlo yo tambiĆ©n?”, dijo Puerquito. “ĀæDe ambos?”

“No”, dijo Pooh. “Eso no serĆ­a una buena idea”.

“De acuerdo, entonces le darĆ© un globo. Tengo uno de mi fiesta. ĀæLo traigo ahora?”

“Eso, Puerquito, es una muy buena idea. Es justo lo que Igor necesita para animarse. Nadie puede estar triste con un globo”.

AsĆ­ que Puerquito trotĆ³ en una direcciĆ³n, y Pooh en la otra, con su tarro de miel.

Era un dĆ­a cĆ”lido y Pooh tenĆ­a un largo camino por delante. No habĆ­a ido mĆ”s que a medio camino cuando una extraƱa sensaciĆ³n comenzĆ³ a recorrerlo. ComenzĆ³ en la punta de su nariz y se extendiĆ³ por todo su cuerpo, saliendo por las plantas de sus pies. Era como si alguien dentro de Ć©l le dijera: “Vamos, Pooh, es hora de algo”.

“Querido, querido”, dijo Pooh, “no sabĆ­a que era tan tarde”. AsĆ­ que se sentĆ³ y abriĆ³ su tarro de miel. “QuĆ© suerte haber traĆ­do esto conmigo”, pensĆ³. “Muchos osos saliendo en un dĆ­a cĆ”lido como este nunca habrĆ­an pensado en traer algo pequeƱo consigo”. Y empezĆ³ a comer.

“Ahora, dĆ©jame ver”, pensĆ³, mientras tomaba su Ćŗltima lamida del interior del tarro, “Āæa dĆ³nde iba? Ah, sĆ­, Igor”. Se levantĆ³ lentamente.

Y luego, de repente, recordĆ³. Ā”Se habĆ­a comido el regalo de cumpleaƱos de Igor!

“Ā”Molesto!” dijo Pooh. “ĀæQuĆ© hago? Debo darle algo”.

Por un momento no pudo pensar en nada. Luego pensĆ³: “Bueno, es una bonita olla, aunque no tenga miel, y si la lavara bien y alguien escribiera ‘Feliz cumpleaƱos’ en ella, Igor podrĆ­a guardar cosas en ella, lo que podrĆ­a ser Ćŗtil”. AsĆ­ que, como estaba pasando por el Bosque de los Cien Acres, entrĆ³ a llamar a BĆŗho, quien vivĆ­a allĆ­.

“Buenos dĆ­as, BĆŗho”, dijo.

“Buenos dĆ­as, Pooh”, dijo BĆŗho.

“Muchas felicidades en el cumpleaƱos de Igor”, dijo Pooh.

“ĀæAh, es eso lo que es?”

“ĀæQuĆ© le estĆ”s dando tĆŗ, BĆŗho?”

“ĀæY tĆŗ, Pooh?”

“Le estoy dando una ƚtil Olla para Guardar Cosas, y querĆ­a preguntarte…”

“ĀæEsto es lo que le darĆ”s?” dijo BĆŗho, tomando la olla de la pata de Pooh.

“SĆ­, y querĆ­a preguntarte…”

“Alguien ha estado guardando miel en ella”, dijo BĆŗho.

“Puedes guardar cualquier cosa en ella”, dijo Pooh seriamente. “Es muy Ćŗtil asĆ­. Y querĆ­a preguntarte…”

“DeberĆ­as escribir ‘Feliz CumpleaƱos’ en ella.”

“Eso es lo que querĆ­a preguntarte”, dijo Pooh. “Porque mi ortografĆ­a es Tambaleante. Es buena ortografĆ­a, pero tambalea y las letras se confunden. ĀæPodrĆ­as escribir ‘Feliz CumpleaƱos’ en ella para mĆ­?”

“Es una bonita olla”, dijo BĆŗho, mirĆ”ndola detenidamente. “ĀæNo podrĆ­a darla tambiĆ©n? De ambos.”

“No”, dijo Pooh. “Eso no serĆ­a un buen plan. Ahora la lavarĆ© primero, y luego tĆŗ puedes escribir en ella.”

Bueno, lavĆ³ la maceta y la secĆ³, mientras que BĆŗho lamĆ­a el extremo de su lĆ”piz y se preguntaba cĆ³mo se escribĆ­a “cumpleaƱos”.

“ĀæSabes leer, Pooh?”, preguntĆ³ un poco ansiosamente. “Hay un aviso sobre golpear y llamar a mi puerta que Christopher Robin escribiĆ³. ĀæPodrĆ­as leerlo?”

“Christopher Robin me dijo lo que decĆ­a y entonces pude leerlo.”

“Bien, te dirĆ© lo que esto dice y luego podrĆ”s leerlo”.

Entonces, BĆŗho escribiĆ³… y esto es lo que escribiĆ³:

FELZ FLZ CUMPLNOS CMPLENOS.

Pooh mirĆ³ admirado.

“SĆ³lo estoy diciendo ‘Feliz CumpleaƱos'”, dijo BĆŗho descuidadamente.

“Es un buen y largo mensaje”, dijo Pooh, muy impresionado.

“Bueno, en realidad, por supuesto, estoy diciendo ‘Un muy Feliz CumpleaƱos con amor de Pooh’. Naturalmente, se necesita mucho lĆ”piz para decir algo tan largo como eso”.

“Oh, ya veo”, dijo Pooh.

Mientras todo esto ocurrĆ­a, Puerquito habĆ­a vuelto a su propia casa para buscar el globo de Igor. Lo sostenĆ­a muy fuertemente contra sĆ­ mismo para que no volara lejos y corriĆ³ lo mĆ”s rĆ”pido que pudo para llegar a Igor antes que Pooh; porque pensaba que le gustarĆ­a ser el primero en dar un regalo, como si hubiera pensado en ello sin que nadie se lo dijera. Y corriendo y pensando en lo contento que estarĆ­a Igor, no mirĆ³ hacia dĆ³nde iba… y de repente puso el pie en un agujero de conejo y cayĆ³ de bruces.

Ā”BANG!!!???***!!!

Puerquito se quedĆ³ allĆ­ tumbado, preguntĆ”ndose quĆ© habĆ­a pasado. Al principio pensĆ³ que todo el mundo habĆ­a explotado; y luego pensĆ³ que tal vez sĆ³lo habĆ­a sucedido en el bosque; y luego pensĆ³ que tal vez sĆ³lo Ć©l lo habĆ­a hecho y que ahora estaba solo en la luna o en algĆŗn lugar, y nunca volverĆ­a a ver a Christopher Robin, a Pooh o a Igor de nuevo. Y entonces pensĆ³: “Bueno, incluso si estoy en la luna, no tengo que estar siempre boca abajo”, asĆ­ que se levantĆ³ con cautela y mirĆ³ a su alrededor.

Ā”TodavĆ­a estaba en el bosque!

“Bueno, eso es curioso”, pensĆ³. “Me pregunto quĆ© fue ese golpe. No pude haber hecho tanto ruido solo por caerme. ĀæY dĆ³nde estĆ” mi globo? ĀæY quĆ© hace ahĆ­ ese pequeƱo trozo de tela hĆŗmeda?”

Ā”Era el globo!

“Oh, querido”, dijo Puerquito. “Oh, querido, querido, querido. Bueno, ahora es demasiado tarde. No puedo volver, y no tengo otro globo, y tal vez a Igor no le gusten tanto los globos”.

AsĆ­ que trotĆ³, un poco triste ahora, y bajĆ³ hasta el lado del arroyo donde estaba Igor, y le gritĆ³:

“Buenos dĆ­as, PequeƱo Puerquito,” dijo Igor. “Si es que es un buen dĆ­a”, dijo. “Lo cual dudo”, dijo Ć©l. “Pero no importa”, dijo.

“Muchas felicidades en el dĆ­a”, dijo Puerquito, acercĆ”ndose ahora.

Igor dejĆ³ de mirarse en el arroyo y se volviĆ³ para mirar a Puerquito.

“Solo di eso otra vez”, dijo.

“Muchas feliā€”ā€””

“Espera un momento”.

BalanceĆ”ndose sobre tres patas, comenzĆ³ a subir su cuarta pata muy cautelosamente hacia su oĆ­do. “Hice esto ayer”, explicĆ³, mientras se caĆ­a por tercera vez. “Es bastante fĆ”cil. Es para que pueda oĆ­r mejor… Ā”AhĆ­ estĆ”! Ahora, ĀæquĆ© decĆ­as?” EmpujĆ³ su oreja hacia adelante con su pezuƱa.

“Muchas felicidades en el dĆ­a”, dijo Puerquito de nuevo.

“ĀæQue me felicitan a mĆ­?”

“Por supuesto, Igor.”

“ĀæMi cumpleaƱos?”

“SĆ­.”

“ĀæYo teniendo un cumpleaƱos de verdad?”

“SĆ­, Igor, y te he traĆ­do un regalo.”

Igor bajĆ³ su pezuƱa derecha de su oreja derecha, se dio la vuelta y, con gran dificultad, levantĆ³ su pezuƱa izquierda.

“Debo tener eso en la otra oreja”, dijo. “Ahora entonces”.

“Un regalo”, dijo Puerquito muy fuerte.

“ĀæQue me regalan a mĆ­ otra vez?”

“SĆ­.”

“ĀæMi cumpleaƱos todavĆ­a?”

“Por supuesto, Igor.”

“ĀæYo seguĆ­a teniendo un verdadero cumpleaƱos?”

“SĆ­, Igor, y te traje un globo.”

“Globo?”, dijo Igor. “ĀæDijiste globo? ĀæUna de esas cosas grandes y de colores que inflas? ĀæAlegrĆ­a, canto y baile, aquĆ­ estamos y allĆ” vamos?”

“SĆ­, pero me temo, lo siento mucho, Igor, pero cuando corrĆ­a para traĆ©rtelo, me caĆ­.”

“Ā”Querido, querido, quĆ© mala suerte! Corriste demasiado rĆ”pido, supongo. No te lastimaste, PequeƱo Puerquito?”

“No, pero yo, yo… oh, Igor, Ā”reventĆ© el globo!”

Hubo un silencio muy largo.

“ĀæMi globo?” dijo Igor finalmente.

Puerquito asintiĆ³ con la cabeza.

“ĀæMi globo de cumpleaƱos?”

“SĆ­, Igor”, dijo Puerquito, olisqueando un poco. “AquĆ­ estĆ”. Con, con muchos felices cumpleaƱos”. Y le dio a Igor el pequeƱo trozo de trapo hĆŗmedo.

“ĀæEsto es?” dijo Igor, un poco sorprendido.

Puerquito asintiĆ³ con la cabeza.

“ĀæMi regalo?”

Puerquito asintiĆ³ con la cabeza de nuevo.

“ĀæEl globo?”

“SĆ­”.

“Gracias, Puerquito”, dijo Igor. “No te importa si pregunto,” continuĆ³, “pero Āæde quĆ© color era este globo cuando, cuando era un globo?”

“Rojo”.

“Solo me preguntaba… Rojo”, murmurĆ³ para sĆ­ mismo. “Mi color favorito… ĀæQuĆ© tan grande era?”

“Un poco mĆ”s grande que yo.”

“Solo me preguntaba… Un poco mĆ”s grande que Puerquito”, dijo tristemente para sĆ­ mismo. “Mi tamaƱo favorito. Bueno, bueno”.

Puerquito se sintiĆ³ muy miserable y no sabĆ­a quĆ© decir. TodavĆ­a estaba abriendo la boca para decir algo y luego decidĆ­a que no valĆ­a la pena decirlo cuando escuchĆ³ un grito desde el otro lado del rĆ­o y ahĆ­ estaba Pooh.

“Muchos felices cumpleaƱos”, gritĆ³ Pooh, olvidando que ya lo habĆ­a dicho.

“Gracias, Pooh, los estoy teniendo”, dijo Igor sombrĆ­amente.

“Te he traĆ­do un pequeƱo regalo”, dijo Pooh emocionado.

“Ya lo he tenido”, dijo Igor.

Pooh se habĆ­a cruzado el arroyo para encontrarse con Igor, mientras Puerquito estaba sentado un poco alejado, con la cabeza entre las patas, sollozando para sĆ­ mismo.

“Es una Olla ƚtil”, dijo Pooh. “AquĆ­ estĆ”. Y tiene escrito ‘Un muy feliz cumpleaƱos con amor de Pooh’. Eso es lo que significa toda esa escritura. Y sirve para guardar cosas. Ā”AhĆ­ estĆ”!”

Cuando Igor vio la olla, se emocionĆ³ bastante.

“Ā”Vaya!” dijo. “Ā”Creo que mi Globo simplemente cabrĆ” en esa Olla!”

“Oh, no, Igor”, dijo Pooh. “Los globos son demasiado grandes para las ollas. Lo que haces con un globo es sostenerloā€”ā€””

“No el mĆ­o”, dijo Igor con orgullo. “Ā”Mira, Puerquito!” Y mientras Puerquito miraba tristemente alrededor, Igor agarrĆ³ el globo con los dientes y lo colocĆ³ cuidadosamente en la olla; lo sacĆ³ y lo puso en el suelo; y luego lo tomĆ³ de nuevo y lo puso cuidadosamente dentro.

“Ā”AsĆ­ es!” dijo Pooh. “Ā”Entra!”

“Ā”AsĆ­ es!” dijo Puerquito. “Ā”Y sale!”

“ĀæVerdad?” dijo Igor. “Entra y sale como si nada.”

“Estoy muy contento”, dijo Pooh felizmente, “de haber pensado en darte una Olla ƚtil para guardar cosas.”

“Estoy muy contento”, dijo Puerquito felizmente, “de haber pensado en darte algo para poner en una Olla ƚtil.”

Pero Igor no estaba escuchando. Estaba sacando el globo y volviĆ©ndolo a poner, feliz como podĆ­a ser…

“ĀæY no le di nada?” preguntĆ³ Christopher Robin tristemente.

“Por supuesto que sĆ­”, dije. “Le diste… Āæno te acuerdas?… un pequeƱo… un pequeƱo…”

“Le di una caja de pinturas para pintar cosas”.

“Eso fue.”

“ĀæPor quĆ© no se la di en la maƱana?”

“Estabas tan ocupado preparando su fiesta. TenĆ­a un pastel con glaseado encima y tres velas, y su nombre en azĆŗcar rosa, y…”

“SĆ­, me acuerdo”, dijo Christopher Robin.


Downloads