Los bueyes y las ruedas

Un par de bueyes tiraban de un carro muy cargado a lo largo de un camino rural fangoso. Tuvieron que usar todas sus fuerzas para tirar del carro, pero no se quejaron.

Las ruedas del carro eran diferentes. Aunque la tarea que tenían que hacer era muy ligera comparada con la de los bueyes, crujían y gemían a cada paso. Los pobres bueyes, tirando con todas sus fuerzas para arrastrar la carreta a través del lodo profundo, tenían los oídos llenos del fuerte lamento de las ruedas. Y esto, como bien sabrás, hizo que su trabajo fuera mucho más difícil de soportar.

«¡Silencio!», los bueyes gritaron al fin, sin paciencia. «¿De qué tienen qué quejarte tan fuerte? Nosotros llevamos todo el peso, no ustedes, y además nos mantenemos callados».


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