Un león y un asno acordaron ir a cazar juntos. En su búsqueda de presas, los cazadores vieron varias cabras salvajes entrar en una cueva y trazaron planes para atraparlas. El asno debía entrar en la cueva y expulsar a las cabras, mientras que el león se pararía en la entrada para derribarlas.
El plan funcionó maravillosamente. El asno hizo un estruendo tan espantoso en la cueva, pateando y rebuznando con todas sus fuerzas, que las cabras salieron corriendo aterrorizadas, sólo para ser víctimas del león.
El asno salió orgulloso de la cueva.
«¿Viste cómo las hice correr?», dijo.
«Sí, ciertamente», respondió el león, «y si no te hubiera conocido a ti y a los de tu especie, ciertamente también habría corrido».
