La gatita Dot

Había una vez una pequeña gatita llamada Dot. Era muy bonita, con un pelaje suave y sedoso. Si la acariciabas, ronroneaba contenta. Dot era una gatita gentil y nunca lastimaría a nadie con sus garras, ya que las mantenía escondidas en sus patas. Era toda blanca, con solo una pequeña mancha, de ahí su nombre.

A Dot le encantaba pasar tiempo con su abuela, quien a menudo tejía mientras Dot se sentaba cerca. Dot observaba atentamente cómo se tejía el hilo en diferentes formas y patrones. Ansiaba jugar con la lana y, a menudo, deseaba que su abuela dejara caer su ovillo para poder perseguirlo. Y cuando finalmente caía, Dot corría detrás de él con todas sus fuerzas, jugando y divirtiéndose.

Aunque Dot todavía era una gatita, aún no había cazado una rata. Todavía era muy pequeña e inexperta para hacerlo, pero sabía que algún día podría atraparlos. Mientras tanto, estaba contenta de jugar y disfrutar su tiempo con su abuela y verla tejer.


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