El mono y el camello

En una gran celebración en honor del Rey León, se le pidió al mono que bailara para la compañía. Su baile era realmente muy inteligente, y los animales estaban todos muy complacidos con su gracia y ligereza.

Los elogios que se derramaron sobre el mono hicieron que el camello tuviera envidia. Estaba muy seguro de que podía bailar tan bien como el mono, o mejor, así que se abrió paso entre la multitud que estaba reunida alrededor del mono y, levantándose sobre sus patas traseras, comenzó a bailar. Pero el enorme y corpulento camello se puso en ridículo cuando pateó con sus piernas nudosas y torció su largo y torpe cuello. Además, los animales se dieron cuenta de que le costaba mantener los dedos debajo de sus pesados cascos.

Por fin, cuando una de sus enormes patas estuvo a una pulgada de la nariz del Rey León, los animales estaban tan disgustados que atacaron al camello con furia y lo expulsaron al desierto.

Poco después, se sirvió a la comitiva los refrigerios, que consistían principalmente en joroba y costillas de camello.


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