Un día, mientras el león caminaba con orgullo por un pasillo del bosque y los animales le abrían paso respetuosamente, un asno rebuznó con desdén.
El león sintió un destello de ira. Pero cuando volvió la cabeza y vio quién había hablado, siguió caminando en silencio. No honraría al tonto ni siquiera con un golpe de sus garras.
