Un paseo por el jardín

Frank y su madre paseaban un día cuando se encontraron con un bonito jardín. Frank vio que tenía bonitos y limpios caminos de grava y lechos de flores en flor. Llamó a su madre y le expresó su deseo de pasear por él.

El jardinero, que estaba cerca, oyó lo que decía Frank e invitó amablemente a Frank y a su madre a pasear por el jardín. La madre de Frank le dio las gracias y le recordó que tuviera cuidado de no tocar nada.

Frank recorrió los senderos de grava, admirándolo todo, pero sin tocar nada. No pisó ninguno de los lechos y tuvo cuidado de que su ropa no rozara las puntas de las flores, para no romperlas.

El jardinero estaba muy contento con Frank, porque tenía mucho cuidado de no hacer travesuras. Le enseñó las semillas y le dijo los nombres de muchas de las flores.

Mientras Frank admiraba la belleza de una flor, un niño se acercó a la puerta y la sacudió. Pero no se abría. Entonces dijo:

—Déjame entrar, déjame entrar; ¿no me dejarás entrar?

—No —dijo el jardinero—, no te dejaré entrar, te lo aseguro; porque cuando te dejé entrar ayer, te metiste con mis flores y arrancaste algunas de mis frutas raras. No quiero dejar entrar en mi jardín a un niño que se entromete en lo que no le pertenece

El chico pareció avergonzado y se marchó lentamente.

Frank vio y sintió cuánto más feliz puede ser un niño si no se entromete en lo que no le pertenece.


Downloads