¿Has oído alguna vez la historia de la Pollita, que causó conmoción en todo el vecindario con su tonto pánico?
Pues bien, es así: Pollita correteaba por un jardín al que no pertenecía. Pasó por debajo de un rosal y le cayó una hoja en la cola. Se asustó tanto que corrió hacia Gallinero.
—Oh Gallinero —dijo—, ¡el cielo se está cayendo!
—Pero Pollita, ¿cómo lo sabes?
—Lo oí con mis propios oídos, lo vi con mis propios ojos y lo sentí en mi cola.
—En ese caso, salgamos de aquí tan rápido como podamos —dijo Gallinero.
Así que ambos corrieron hasta que se encontraron con Pato Afortunado.
—Oh, Pato Afortunado, ¡el cielo se está cayendo! —dijo Gallinero.
—¿Cómo lo sabes? —preguntó Pato Afortunado.
—Me lo ha dicho Pollita.
—¿Cómo lo sabes, Pollita?
—Lo oí con mis propios oídos, lo vi con mis propios ojos y lo sentí en mi cola.
—¡Oh, no!, entonces corramos —dijo Pato Afortunado.
Y corrieron hasta que se encontraron con Ganso Bailarín.
—Oh, Ganso Bailarín, ¡el cielo se está cayendo! —dijo Pato Afortunado.
—Pero, Pato Afortunado —dijo Ganso Bailarín—, ¿cómo lo sabes?
—Me lo ha dicho Gallinero.
—Gallinero, ¿cómo lo sabes?
—Me lo ha dicho Pollita.
—Pero, Pollita, ¿cómo lo sabes?
—Lo oí con mis propios oídos, lo vi con mis propios ojos y lo sentí en mi cola.
—¡Corran, corran! Tan rápido como puedan —gritó Ganso Bailarín.
Y empezaron a correr de nuevo hasta que se encontraron con Pavo Pablo.
—Oh, Pavo Pablo, ¡el cielo se está cayendo! —dijo Ganso Bailarín.
—Pero, Ganso Bailarín —dijo Pavo Pablo—, ¿cómo lo sabes?
—Me lo ha dicho Pato Afortunado.
—Pato Afortunado, ¿cómo lo sabes?
—Me lo ha dicho Gallinero.
—Pero, Gallinero, ¿cómo lo sabes?
—Me lo ha dicho Pollita.
—Pollita, ¿cómo lo sabes?
—¿Cómo no voy a saberlo? —dijo Pollita—. Lo oí con mis propios oídos, lo vi con mis propios ojos y lo sentí en mi cola.
—Oh, vamos rápido, ¡corran! —dijo Pavo Pablo.
Todos empezaron a correr en pánico ciego hasta que encontraron con Zorro Astuto.
—Oh, Zorro Astuto, ¡el cielo se está cayendo! —dijo Pavo Pablo.
—¿De quién has oído eso? —dijo Zorro Astuto.
—Me lo ha dicho Ganso Bailarín —dijo Pavo Pablo.
—Ganso Bailarín, ¿de quién lo has oído?
—Me lo ha dicho Pato Afortunado.
—Y, ¿quién te lo ha dicho, Pato Afortunado?
—Me lo ha dicho Gallinero.
—Y, ¿de quién lo has oído, Gallinero?
—Me lo ha dicho Pollita.
—Pollita, ¿cómo lo sabes?
—Lo oí con mis propios oídos, lo vi con mis propios ojos y lo sentí en mi cola.
—Oh, dense prisa —dijo Zorro Astuto—, ¡entren rápido a mi guarida!
Zorro Astuto abrió la puerta de su guarida y Pavo Pablo entró corriendo. Al entrar, Zorro Astuto se lo comió rápidamente. Luego entró Ganso Bailarín y también se lo comió. Luego entró Pato Afortunado y Zorro astuto también se lo comió. Luego entró Gallinero y también se lo comieron. Finalmente entró Pollita y también se la comieron. A todos se los comió Zorro Astuto, y todo por el miedo tonto de Pollita.