Ćrase una vez un niƱo llamado Johnny. Todos los dĆas, cuando se dirigĆa a la escuela, miraba al cielo y veĆa pasar las nubes. Le fascinaban las formas que adoptaban las nubes y a menudo se imaginaba animales y personajes en ellas. Pero nunca prestaba atenciĆ³n a por dĆ³nde iba, asĆ que todos lo llamaban “Johnny Enlasnubes.”

Un dĆa, mientras paseaba y miraba el cielo, un perrito corriĆ³ delante de Ć©l y no lo vio. ChocĆ³ con el perro y los dos se cayeron. El perro chillĆ³ sorprendido y Johnny cayĆ³ al suelo, raspĆ”ndose la rodilla. Los otros niƱos se rieron y se burlaron, llamĆ”ndolo otra vez āJohnny Head-In-Airā. Johnny se sintiĆ³ avergonzado y se prometiĆ³ prestar mĆ”s atenciĆ³n al camino.

Pero era difĆcil para Johnny abandonar la costumbre de mirar al cielo. Le encantaba sentirse transportado a otro mundo cuando miraba las nubes. AsĆ que, la siguiente vez que paseaba junto al rĆo, se encontrĆ³ de nuevo mirando al cielo, observando el vuelo de las golondrinas. Estaba tan concentrado en observarlas que no se dio cuenta de que se estaba acercando a la orilla del rĆo.

CayĆ³ accidentalmente al agua y gritĆ³ pidiendo ayuda. Dos hombres tuvieron que rescatarlo con palos. Estaba empapado y habĆa perdido su cuaderno de escritura. Incluso los peces volvieron a burlarse de Ć©l.

Johnny se sintiĆ³ aĆŗn mĆ”s avergonzado. Se dio cuenta de que, aunque era divertido mirar las nubes y los pĆ”jaros, era importante prestar atenciĆ³n al mundo que lo rodeaba.
