El burro que lleva la imagen

Una imagen sagrada estaba siendo llevada al templo. Iba montada sobre un asno adornado con guirnaldas y vistosos arreos, y una gran procesión de sacerdotes y pajes la seguía por las calles. Mientras el asno caminaba, la gente inclinaba la cabeza con reverencia o caía de rodillas, y el asno pensaba que el honor se le rendía a él.

Con la cabeza llena de esta idea tonta, se llenó tanto de orgullo y vanidad que se detuvo y comenzó a rebuznar en voz alta. Pero en medio de su canto, su conductor adivinó lo que al asno se le había metido en la cabeza y comenzó a golpearlo sin piedad con un palo.

«Ve contigo mismo, asno estúpido», gritó. «El honor no es para ti sino para la imagen que llevas».


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