Christopher Robin dirige una expediciĆ³n al Polo Norte

Un hermoso dĆ­a, Pooh se dirigiĆ³ al corazĆ³n del Bosque para ver si su amigo Christopher Robin estaba interesado en los osos. En el desayuno de esa maƱana (una sencilla comida de mermelada untada ligeramente sobre un par de panales de miel), de repente se le ocurriĆ³ una nueva canciĆ³n. Comenzaba asĆ­:

“Canta Ā”Oh! por la vida de un oso”.

Cuando llegĆ³ hasta aquĆ­, se rascĆ³ la cabeza y pensĆ³ para sĆ­ mismo: “Ese es un comienzo muy bueno para una canciĆ³n, pero ĀæquĆ© pasa con la segunda lĆ­nea?”. IntentĆ³ cantar “Oh” dos o tres veces, pero no parecĆ­a ayudar. “Tal vez serĆ­a mejor”, pensĆ³, “si canto Ā”Hola! por la vida de un oso”. AsĆ­ que lo cantĆ³… pero no era. “Muy bien entonces”, dijo, “cantarĆ© esa primera lĆ­nea dos veces y tal vez si la canto muy rĆ”pido, me encontrarĆ© cantando la tercera y cuarta lĆ­neas antes de que tenga tiempo de pensar en ellas, y eso serĆ” una Buena CanciĆ³n. Ahora entonces:”

Ā”Canta Ā”Oh! por la vida de un oso!

Ā”Canta Ā”Oh! por la vida de un oso!

No me importa mucho si llueve o nieva,

Porque tengo mucha miel en mi linda nariz nueva,

No me importa mucho si nieva o se derrite,

Porque tengo mucha miel en mis lindas patas limpias.

Ā”Canta Ā”Oh! por un oso!

Ā”Canta Ā”Oh! por un Pooh!

Ā”Y tomarĆ© algo pequeƱo en una hora o dos!

Estaba tan contento con esta canciĆ³n que la cantĆ³ todo el camino hasta lo alto del Bosque, “y si sigo cantĆ”ndola mucho mĆ”s tiempo”, pensĆ³, “serĆ” hora de ese pequeƱo algo, y entonces la Ćŗltima lĆ­nea no serĆ” verdad”. AsĆ­ que la convirtiĆ³ en un zumbido en su lugar.

Christopher Robin estaba sentado afuera de su puerta, poniĆ©ndose sus grandes botas. Tan pronto como vio las grandes botas, Pooh supo que se iba a producir una Aventura, y se limpiĆ³ la miel de la nariz con el dorso de su pata, y se arreglĆ³ lo mejor que pudo para lucir Listo para Cualquier Cosa.

“Buenos dĆ­as, Christopher Robin”, gritĆ³.

“Hola, Pooh. No puedo ponerme esta bota”.

“Eso es malo”, dijo Pooh.

“ĀæCrees que podrĆ­as apoyarte en mĆ­, porque sigo tirando tan fuerte que me caigo de espaldas”.

Pooh se sentĆ³, clavĆ³ los pies en el suelo y empujĆ³ con fuerza contra la espalda de Christopher Robin, y Christopher Robin empujĆ³ con fuerza contra la suya, y tirĆ³ y tirĆ³ de su bota hasta que se la puso.

“Y eso es todo”, dijo Pooh. “ĀæQuĆ© hacemos ahora?”

“Todos nos vamos de ExpediciĆ³n”, dijo Christopher Robin, mientras se levantaba y se cepillaba. “Gracias, Pooh”.

“ĀæVas a una Epolition?”, dijo Pooh con entusiasmo. “Creo que nunca he estado en una de esas. ĀæA dĆ³nde vamos en esta Epolition?”

“ExpediciĆ³n, viejo oso tonto. Tiene una ‘x'”.

“Ā”Oh!” dijo Pooh. “Ya lo sĆ©”. Pero en realidad no lo sabĆ­a.

“Vamos a descubrir el Polo Norte”.

“Ā”Oh!” dijo Pooh nuevamente. “ĀæQuĆ© es el Polo Norte?” preguntĆ³.

“Es solo algo que descubres”, dijo Christopher Robin descuidadamente, sin estar muy seguro Ć©l mismo.

“Ā”Oh! Ya veo”, dijo Pooh. “ĀæLos osos son buenos para descubrirlo?”

“Por supuesto que sĆ­. Y Conejo, Cangu y todos ustedes tambiĆ©n. Es una expediciĆ³n. Eso es lo que significa una expediciĆ³n. Una larga fila de todos. SerĆ­a mejor que les digas a los demĆ”s que se preparen, mientras yo veo si mi pistola estĆ” bien. Y todos debemos llevar provisiones”.

“ĀæLlevar quĆ©?”

“Cosas para comer”.

“Ā”Oh!” dijo Pooh felizmente. “PensĆ© que dijiste provisiones. IrĆ© a decĆ­rselo”. Y se alejĆ³ dando pasos pesados.

La primera persona que encontrĆ³ fue a Conejo.

“Hola, Conejo”, dijo, “Āæeres tĆŗ?”

“Vamos a fingir que no lo soy”, dijo Conejo, “y veamos quĆ© pasa”.

“Tengo un mensaje para ti”.

“Se lo darĆ©”.

“Ā”Todos vamos a hacer una expediciĆ³n con Christopher Robin!”

“ĀæQuĆ© es cuando estamos en ella?”

“Una especie de bote, creo”, dijo Pooh.

“Ā”Oh! Ese tipo”.

“SĆ­. Y vamos a descubrir un Polo o algo asĆ­. ĀæO era un Topo? De todos modos, lo vamos a descubrir”.

“ĀæEn serio?” dijo Conejo.

“SĆ­. Y tenemos que llevar provisiones, quiero decir… cosas para comer con nosotros. Por si queremos comer algo. Ahora voy a ir a casa de Puerquito. DĆ­selo a Cangu, Āæquieres?”

DejĆ³ a Conejo y se apresurĆ³ hacia la casa de Puerquito. El Puerquito estaba sentado en el suelo en la puerta de su casa, soplando felizmente un diente de leĆ³n y preguntĆ”ndose si serĆ­a este aƱo, el prĆ³ximo aƱo, algĆŗn dĆ­a o nunca. Acababa de descubrir que serĆ­a nunca y trataba de recordar quĆ© era “eso” y esperaba que no fuera algo agradable, cuando se acercĆ³ Pooh.

“Ā”Oh! Puerquito”, dijo Pooh emocionado, “vamos a hacer una expediciĆ³n, todos nosotros, con cosas para comer. Para descubrir algo”.

“ĀæDescubrir quĆ©?” dijo Puerquito ansiosamente.

“Oh, simplemente algo”.

“ĀæNada peligroso?”

Christopher Robin no dijo nada sobre algo peligroso. Solo dijo que tenĆ­a una ‘x'”.

“No me importa su cuello”, dijo Puerquito sinceramente. “Me preocupan sus dientes. Pero si viene Christopher Robin, no me importa nada”.

En poco tiempo, todos estaban listos en lo alto del Bosque y la expediciĆ³n comenzĆ³. Primero venĆ­an Christopher Robin y Conejo, luego Puerquito y Pooh; luego Cangu con Rito en su bolsillo y BĆŗho; luego Igor; y al final, en una larga fila, todos los amigos y parientes de Conejo.

“No les pedĆ­”, explicĆ³ Conejo descuidadamente. “Simplemente vinieron. Siempre lo hacen. Pueden marchar al final, despuĆ©s de Igor”.

“Lo que digo”, dijo Igor, “es que es perturbador. No querĆ­a venir a esta Expodi… lo que dijo Pooh. Solo vine por obligaciĆ³n. Pero aquĆ­ estoy; y si soy el final de la Expo… de lo que estamos hablando… entonces dĆ©jenme ser el final. Pero si cada vez que quiero sentarme a descansar un poco, tengo que apartar a media docena de los amigos y parientes mĆ”s pequeƱos de Conejo primero, entonces esto no es una Expo… lo que sea que sea… en absoluto, es simplemente un ruido confuso. Eso es lo que digo”.

“Entiendo lo que quiere decir Igor”, dijo BĆŗho. “Si me lo preguntan…”

“No le estoy preguntando a nadie”, dijo Igor. “Simplemente se lo estoy diciendo a todos. Podemos buscar el Polo Norte, o podemos jugar a ‘Vamos a recolectar nueces y mayo’ con la parte final del nido de una hormiga. Me da igual”.

Hubo un grito desde la parte superior de la fila.

“Ā”Vamos!” llamĆ³ Christopher Robin.

“Ā”Vamos!” llamaron Pooh y Puerquito.

“Ā”Vamos!” llamĆ³ BĆŗho.

“Nos estamos marchando”, dijo Conejo. “Debo irme”. Y se apresurĆ³ hacia el frente de la expediciĆ³n con Christopher Robin.

“EstĆ” bien”, dijo Igor. “Nos vamos. Solo no me culpen”.

AsĆ­ que todos se marcharon para descubrir el Polo. Y mientras caminaban, charlaban entre ellos de esto y aquello, todos excepto Pooh, que estaba componiendo una canciĆ³n.

“Este es el primer verso”, le dijo a Puerquito, cuando estuvo listo.

“ĀæPrimer verso de quĆ©?”

“De mi canciĆ³n”.

“ĀæQuĆ© canciĆ³n?”

“Esta”.

“ĀæCuĆ”l?”

“Bueno, si escuchas, Puerquito, la oirĆ”s”.

“ĀæCĆ³mo sabes que no estoy escuchando?”

Pooh no pudo responder a esa pregunta, asĆ­ que comenzĆ³ a cantar.

Todos se fueron a descubrir el Polo,

BĆŗho y Puerquito y Conejo y todos;

Es algo que descubres, como me han contado

BĆŗho y Puerquito y Conejo y todos.

Igor, Christopher Robin y Pooh

Y los parientes de Conejo tambiĆ©n fueron…

Y ninguno de ellos sabĆ­a dĆ³nde estaba el Polo…

Canta Ā”Hey! por BĆŗho y Conejo y todos.

“Ā”Silencio!” dijo Christopher Robin, dĆ”ndose la vuelta hacia Pooh, “estamos llegando a un lugar peligroso”.

“Ā”Silencio!” dijo Pooh, dĆ”ndose rĆ”pidamente la vuelta hacia Puerquito.

“Ā”Silencio!” dijo Puerquito a Cangu.

“Ā”Silencio!” dijo Cangu a BĆŗho, mientras Rito se decĆ­a “Ā”Silencio!” varias veces a sĆ­ mismo muy tranquilamente.

“Ā”Silencio!” dijo BĆŗho a Igor.

“Ā”Silencio!” dijo Igor con una voz terrible a todos los amigos y parientes de Conejo, y “Ā”Silencio!” dijeron apresuradamente entre ellos a lo largo de la fila, hasta que llegĆ³ al Ćŗltimo de todos. Y el Ćŗltimo y mĆ”s pequeƱo amigo y pariente se puso tan molesto al descubrir que toda la expediciĆ³n le decĆ­a “Ā”Silencio!” a Ć©l, que se enterrĆ³ de cabeza en una grieta en el suelo y se quedĆ³ allĆ­ durante dos dĆ­as hasta que pasĆ³ el peligro, luego regresĆ³ a casa apresuradamente y viviĆ³ tranquilamente con su tĆ­a para siempre. Su nombre era Alexander Escarabajo.

Llegaron a un arroyo que serpenteaba y caĆ­a entre altos bancos rocosos, y Christopher Robin se dio cuenta de inmediato de lo peligroso que era.

“Es justo el lugar”, explicĆ³, “para una emboscada”.

“ĀæQuĆ© tipo de arbusto?” susurrĆ³ Pooh a Puerquito. “ĀæUn arbusto espinoso?”

“Querido Pooh”, dijo BĆŗho de manera superior, “Āæno sabes quĆ© es una emboscada?”

“Oye”, dijo Puerquito mirĆ”ndolo severamente, “el susurro de Pooh era perfectamente privado, y no habĆ­a necesidadā€”ā€””

“Una emboscada”, dijo BĆŗho, “es una especie de sorpresa”.

“A veces tambiĆ©n lo es un arbusto espinoso”, dijo Pooh.

“Una emboscada, como iba a explicarle a Pooh”, dijo Puerquito, “es una especie de sorpresa”.

“Si la gente te salta repentinamente, eso es una emboscada”, dijo BĆŗho.

“Es una emboscada, Pooh, cuando la gente te salta repentinamente”, explicĆ³ Puerquito.

Pooh, que ahora sabĆ­a quĆ© era una emboscada, dijo que un arbusto espinoso le habĆ­a saltado repentinamente un dĆ­a cuando se cayĆ³ de un Ć”rbol, y le habĆ­a llevado seis dĆ­as quitarse todas las espinas.

“No estamos hablando de arbustos espinosos”, dijo BĆŗho un poco enfadado.

“Yo sĆ­”, dijo Pooh.

Estaban subiendo con mucho cuidado por el arroyo ahora, pasando de roca en roca, y despuĆ©s de avanzar un poco, llegaron a un lugar donde los bancos se ensanchaban a cada lado, de modo que a cada lado del agua habĆ­a una franja de cĆ©sped nivelada en la que podĆ­an sentarse y descansar. Tan pronto como vio esto, Christopher Robin dijo “Ā”Alto!” y todos se sentaron y descansaron.

“Creo”, dijo Christopher Robin, “que deberĆ­amos comer todas nuestras provisiones ahora, para no tener que llevar tanto”.

“ĀæComer todo nuestro quĆ©?” dijo Pooh.

“Todo lo que hemos traĆ­do”, dijo Puerquito, poniĆ©ndose manos a la obra.

“Es una buena idea”, dijo Pooh, y tambiĆ©n se puso manos a la obra.

“ĀæTienen todos algo?” preguntĆ³ Christopher Robin con la boca llena.

“Todos excepto yo”, dijo Igor. “Como de costumbre”. Los mirĆ³ a todos de forma melancĆ³lica. “Supongo que ninguno de ustedes estĆ” sentado sobre un cardo, Āæpor casualidad?”

“Creo que yo sĆ­”, dijo Pooh. “Ā”Ay!” Se levantĆ³ y mirĆ³ hacia atrĆ”s. “SĆ­, lo estaba. Lo sabĆ­a”.

“Gracias, Pooh. Si ya has terminado con Ć©l”. Se moviĆ³ hacia el lugar de Pooh y comenzĆ³ a comer.

“No les hace ningĆŗn bien, ya saben, sentarse sobre ellos”, continuĆ³ mientras masticaba. “Les quita toda la vida. Recuerden eso la prĆ³xima vez, todos ustedes. Un poco de consideraciĆ³n, un poco de pensamiento por los demĆ”s, marca la diferencia”.

Tan pronto como terminĆ³ su almuerzo, Christopher Robin susurrĆ³ a Conejo, y Conejo dijo “SĆ­, sĆ­, por supuesto”, y caminaron un poco rĆ­o arriba juntos.

“No querĆ­a que los demĆ”s escucharan”, dijo Christopher Robin.

“Claro”, dijo Conejo, luciendo importante.

“Me preguntaba… solo… Conejo, supongo que no sabes, ĀæcĆ³mo es el Polo Norte?”

“Bueno”, dijo Conejo, acariciando sus bigotes. “Ahora me lo estĆ”s preguntando”.

“Lo supe una vez, solo que se me ha olvidado un poco”, dijo Christopher Robin descuidadamente.

“Es curioso”, dijo Conejo, “pero tambiĆ©n se me ha olvidado un poco, aunque alguna vez lo supe”.

“Supongo que es simplemente un palo clavado en el suelo”.

“Seguro que es un palo”, dijo Conejo, “porque lo llaman palo, y si es un palo, pues, supongo que estarĆ­a clavado en el suelo, Āæno crees?, porque no habrĆ­a otro lugar donde clavarlo”.

“SĆ­, eso es lo que pensĆ©”.

“Lo Ćŗnico”, dijo Conejo, “es dĆ³nde estĆ” clavado”.

“Es eso lo que estamos buscando”, dijo Christopher Robin.

Regresaron con los demĆ”s. Puerquito estaba tumbado boca arriba, durmiendo pacĆ­ficamente. Rito se estaba lavando la cara y las patas en el arroyo, mientras Cangu explicaba orgullosamente a todos que esta era la primera vez que Rito se lavaba la cara por sĆ­ mismo, y BĆŗho le estaba contando a Cangu una anĆ©cdota interesante llena de palabras largas como Enciclopedia y Rododendro, a las que Cangu no estaba prestando atenciĆ³n.

“No estoy de acuerdo con todo este lavado”, gruĆ±Ć³ Igor. “Toda esta tonterĆ­a moderna de lavarse detrĆ”s de las orejas. ĀæQuĆ© piensas, Pooh?”

“Bueno”, dijo Pooh, “yo creo que…”

Pero nunca sabremos quƩ pensaba Pooh, porque de repente hubo un chillido de Rito, un chapoteo y un grito de alarma de Cangu.

“AsĆ­ que para quĆ© tanto lavado”, dijo Igor.

“Ā”Rito ha caĆ­do!” exclamĆ³ Conejo, y Ć©l y Christopher Robin bajaron corriendo para rescatarlo.

“Ā”MĆ­rame nadar!” chillĆ³ Rito desde el medio de su charco y fue arrastrado por una cascada hasta el siguiente charco.

“ĀæEstĆ”s bien, querido Rito?”, preguntĆ³ Cangu ansiosamente.

“Ā”SĆ­!” dijo Rito. “Ā”MĆ­rame nadar!” y volviĆ³ a caer por la siguiente cascada hacia otro charco.

Todo el mundo estaba haciendo algo para ayudar. Puerquito, de repente bien despierto, saltaba arriba y abajo y hacĆ­a ruidos como “Oh, digo”. BĆŗho explicaba que en caso de InmersiĆ³n SĆŗbita y Temporal, lo importante era mantener la cabeza fuera del agua. Cangu saltaba a lo largo de la orilla, diciendo “ĀæEstĆ”s seguro de que estĆ”s bien, querido Rito?” a lo que Rito, desde cualquier charco en el que estuviera en ese momento, respondĆ­a “Ā”MĆ­rame nadar!” Igor se habĆ­a dado la vuelta y colgaba su cola sobre el primer charco en el que cayĆ³ Rito, y de espaldas al accidente murmuraba tranquilamente para sĆ­ mismo, diciendo: “Todo este lavado, pero agĆ”rrate a mi cola, pequeƱo Rito, y estarĆ”s bien”; y Christopher Robin y Conejo pasaron corriendo junto a Igor y llamaban a los demĆ”s que tenĆ­an delante.

“EstĆ” bien, Rito, voy”, llamĆ³ Christopher Robin.

“Alguno de ustedes, muchachos, traigan algo al otro lado del arroyo, mĆ”s abajo”, llamĆ³ Conejo.

Pero Pooh ya estaba trayendo algo. Dos charcos mĆ”s abajo de Rito, estaba parado con un largo palo en sus patas, y Cangu se acercĆ³ y tomĆ³ un extremo, y entre los dos lo sostuvieron a travĆ©s de la parte inferior del charco; y Rito, aĆŗn burbujeando orgullosamente, “MĆ­renme nadar”, flotĆ³ contra Ć©l y saliĆ³.

“ĀæMe viste nadar?”, chillĆ³ Rito emocionado, mientras Cangu lo regaƱaba y lo secaba. “Pooh, Āæme viste nadar? Eso se llama nadar, lo que estaba haciendo. Conejo, Āæviste lo que estaba haciendo? Nadar. Ā”Hola, Puerquito! Ā”Digo, Puerquito! ĀæQuĆ© crees que estaba haciendo? Ā”Nadando! Christopher Robin, Āæme viste…?”

Pero Christopher Robin no estaba escuchando. Estaba mirando a Pooh.

“Pooh”, dijo, “ĀædĆ³nde encontraste ese palo?”

Pooh mirĆ³ el palo en sus manos.

“Simplemente lo encontrĆ©”, dijo. “PensĆ© que podrĆ­a ser Ćŗtil. Lo recogĆ­ simplemente”.

“Pooh”, dijo Christopher Robin solemnemente, “Ā”la ExpediciĆ³n ha terminado! Ā”Has encontrado el Polo Norte!”

“Ā”Oh!”, dijo Pooh.

Igor estaba sentado con su cola en el agua cuando todos regresaron con Ć©l.

“Dile a Rito que se dĆ© prisa, alguien”, dijo. “Mi cola se estĆ” enfriando. No quiero mencionarlo, pero solo lo menciono. No quiero quejarme, pero ahĆ­ estĆ”. Mi cola estĆ” frĆ­a”.

“Ā”AquĆ­ estoy!” chillĆ³ Rito.

“Oh, ahĆ­ estĆ”s”.

“ĀæMe viste nadar?”

Igor sacĆ³ la cola del agua y la agitĆ³ de un lado a otro.

“Como esperaba”, dijo. “He perdido toda sensaciĆ³n. Entumecida. Eso es lo que ha pasado. Entumecida. Bueno, mientras a nadie le importe, supongo que estĆ” bien”.

“Pobre viejo Igor. Lo secarĆ© para ti”, dijo Christopher Robin, y sacĆ³ su paƱuelo y lo frotĆ³.

“Gracias, Christopher Robin. Eres el Ćŗnico que parece entender sobre colas. No piensan, eso es lo que les pasa a algunos de los demĆ”s. No tienen imaginaciĆ³n. Una cola no es una cola para ellos, es solo un PequeƱo Extra en la parte trasera”.

“No importa, Igor”, dijo Christopher Robin, frotando con fuerza. “ĀæEstĆ” mejor asĆ­?”

“Se siente mĆ”s como una cola, quizĆ”s. Pertenece de nuevo, si entiendes lo que quiero decir”.

“Hola, Igor”, dijo Pooh acercĆ”ndose a ellos con su palo.

“Hola, Pooh. Gracias por preguntar, pero podrĆ© usarla nuevamente en uno o dos dĆ­as”.

“ĀæUsar quĆ©?”, dijo Pooh.

“De lo que estamos hablando”.

“No estaba hablando de nada”, dijo Pooh, luciendo confundido.

“Mi error nuevamente. PensĆ© que estabas diciendo cuĆ”nto lamentabas mi cola, que estĆ” entumecida, y si podĆ­as hacer algo para ayudar”.

“No”, dijo Pooh. “No fui yo”, dijo. PensĆ³ un poco y luego sugiriĆ³ amablemente, “QuizĆ”s fue otra persona”.

“Bueno, agradĆ©cele por mĆ­ cuando lo veas”.

Pooh mirĆ³ ansiosamente a Christopher Robin.

“Pooh encontrĆ³ el Polo Norte”, dijo Christopher Robin. “ĀæNo es encantador?”

Pooh mirĆ³ modestamente hacia abajo.

“ĀæEso es todo?”, dijo Igor.

“SĆ­”, dijo Christopher Robin.

“ĀæEso es lo que estĆ”bamos buscando?”

“SĆ­”, dijo Pooh.

“Oh”, dijo Igor. “Bueno, de todos modos, no lloviĆ³”, dijo.

Clavaron el palo en el suelo y Christopher Robin le atĆ³ un mensaje.

Luego todos regresaron a casa. Y creo, aunque no estoy del todo seguro, que Rito tomĆ³ un baƱo caliente y se fue directamente a la cama. Pero Pooh volviĆ³ a su propia casa y, sintiĆ©ndose muy orgulloso de lo que habĆ­a hecho, se tomĆ³ algo para reanimarse un poco.


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