Bao, el oso panda

Érase una vez, en lo más profundo de las montañas de China, un panda grande y esponjoso llamado Bao. Bao era un oso muy especial, con un pelaje blanco y negro que le hacía parecer que siempre llevaba un traje elegante.

Bao prefería llevar una vida solitaria, pero seguía estando muy contento y feliz. Todas las mañanas se levantaba temprano y estiraba brazos y piernas. Luego bajaba de los altos bambúes donde dormía y se iba a buscar el desayuno. El bambú era su alimento favorito y podía comerlo durante todo el día. Bao tenía un sistema digestivo especialmente adaptado para procesar esta planta dura y fibrosa. Aunque podía digerir el bambú con eficacia, tenía que hacer caca con frecuencia, hasta 40 veces al día, pero esto era normal para él.

Después de desayunar, Bao pasaba un rato explorando su entorno. Le encantaba pasear por los densos bosques de bambú, trepar por terrenos rocosos y cruzar arroyos poco profundos. Siempre estaba buscando nuevas parcelas de bambú para alimentarse.

Cuando el día se hacía más cálido, Bao se echaba una siesta bajo la sombra de un árbol. Dormía un rato, soñando con todo el bambú que pensaba comerse para cenar.

Después de la siesta, Bao pasaba el resto de la tarde comiendo bambú y disfrutando de la paz y la tranquilidad de la montaña. Contemplaba la hermosa puesta de sol mientras descansaba en su lugar favorito.

Por la noche, Bao volvía a subirse a los bambúes para dormir. Se sentía seguro y protegido en lo alto de los árboles, y podía oír el relajante sonido del viento susurrando entre las hojas de bambú.

La vida de Bao era sencilla pero muy feliz. Tenía abundante y deliciosa comida, una hermosa y tranquila casa en las montañas y se sentía satisfecho de vivir una vida solitaria, sin necesitar nunca más de lo que la naturaleza le proporcionaba.


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