Un día de enfermedad con Ruby

Un día, la pequeña Rosie se levantó muy enferma. Tenía fiebre y dolor de garganta, y se sentía muy cansada. Su madre entró en su habitación y le dijo que tenía gripe y que tenía que descansar.

Rosie estaba decepcionada porque normalmente jugaba con su hermana gemela, Ruby, todos los días. Eran inseparables y les costaba mucho estar separadas. Pero ahora Rosie no podía salir de su habitación para jugar con Ruby.

Ruby echaba de menos a su hermana y quería encontrar la manera de pasar tiempo con ella. Tuvo una idea genial. No podían estar en la misma habitación, pero eso no significaba que no pudieran jugar juntas.

Ruby preparó una merienda junto a la puerta de Rosie, con galletas y té y todo. Llamó a la puerta y salió corriendo hacia la ventana. Cuando Rosie vio la fiesta de té delante de su puerta, se sorprendió y no supo qué pensar. Pero entonces oyó un golpecito en la ventana. Era Ruby. Estaba sentada fuera con su propia merienda. Rosie entendió lo que su hermana quería hacer y cogió rápidamente todos los artículos de la fiesta y los colocó en la mesa frente a la ventana. Las niñas tomaron el té juntas, aunque estaban separadas por la ventana. Fue muy divertido y las niñas se alegraron de poder pasar tiempo juntas.

Al día siguiente, Ruby trajo adornos, disfraces y se dispuso a montar un espectáculo para Rosie frente a su ventana. Interpretó la película Frozen, cantando todas las canciones y haciendo las voces de todos los personajes. Rosie miraba desde su cama, riendo y riendo ante la brillante actuación de Ruby. No podía creer el talento de su hermana y lo bien que se lo estaban pasando, a pesar de que Rosie estaba encerrada en su habitación.

Ruby se aseguró de incluir todas las mejores partes de la película, e incluso añadió algunas de sus propias bromas y payasadas. Rosie se lo estaba pasando como nunca y sabía que siempre guardaría como un tesoro este recuerdo tan especial con su hermana. Cuando terminó la función, Rosie aplaudió y vitoreó a Ruby, dándole las gracias por ser una hermana tan buena y por alegrarle tanto su día de enfermedad. Ruby se alegró de ver sonreír a su hermana y de haber aportado un poco de magia al día de Rosie.

Al día siguiente, Ruby trajo un libro y se lo leyó a Rosie a través de la ventana, mostrándole los dibujos.

Al cabo de un par de días, Rosie se encontraba mucho mejor y las niñas se reunieron por fin. Rosie le dio las gracias a Ruby por ser una hermana tan buena y le prometió devolverle el favor si alguna vez se ponía enferma.

Las chicas aprendieron que, aunque estuvieran separadas, podían divertirse y pasar tiempo juntas. Agradecieron su fuerte vínculo como hermanas, prometieron apoyarse y cuidarse siempre, pasara lo que pasara.


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