Por qué el hipopótamo vive en el agua

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Hace muchos años, el hipopótamo Isantim era uno de los animales más grandes de la tierra. Sólo el elefante era más grande. El hipopótamo tenía siete esposas a las que quería mucho. A veces organizaba grandes fiestas para todos los animales, pero lo extraño era que nadie, excepto sus esposas, sabía su nombre.

En una de esas fiestas, justo cuando los animales estaban a punto de sentarse, el hipopótamo dijo:

—Están sentados a mi mesa para comer, pero ninguno de ustedes sabe mi nombre. Si nadie sabe mi nombre, se irán todos sin cenar.

Nadie pudo adivinar su nombre, así que todos tuvieron que marcharse y dejar atrás toda la deliciosa comida. Pero antes de irse, la tortuga se levantó y le preguntó qué haría el hipopótamo si le decía su nombre en la próxima fiesta. El hipopótamo contestó que se avergonzaría tanto que él y su familia abandonarían la tierra y vivirían en el agua para siempre.

Ahora bien, el hipopótamo tenía la costumbre de ir al río cada mañana y cada tarde con sus siete esposas para lavarse y beber allí. La tortuga conocía esta costumbre. Un día, cuando el hipopótamo y sus esposas fueron al río a bañarse, la tortuga hizo un pequeño agujero en medio del camino. Cuando los hipopótamos regresaron, dos de las esposas se quedaron un poco atrás. La tortuga se enterró hasta la mitad del agujero, dejando a la vista la mayor parte de su caparazón. Cuando pasaron las esposas de los hipopótamos, la primera se hizo daño en el pie con el caparazón de la tortuga y gritó:

—Oh Isantim, me he hecho daño en el pie.

La tortuga oyó esto y se fue a casa de buen humor.

En la siguiente fiesta, el hipopótamo volvió a decir que alguien tenía que saber su nombre, pues de lo contrario nadie tendría nada que comer. La tortuga se levantó y dijo:

—¿Me prometes que no me matarás si digo tu nombre?

El hipopótamo lo prometió. Entonces la tortuga gritó tan fuerte como pudo:

—¡Te llamas Isantim!

Todos aplaudieron y se sentaron a comer.

Cuando terminó la fiesta, el hipopótamo cumplió su promesa y se fue al río con sus siete esposas. Desde ese día, los hipopótamos siempre han vivido en el agua. Aunque vienen a tierra por la noche para comer, nunca encontrarás un hipopótamo en tierra durante el día.


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